lunes, 29 de noviembre de 2010

Teatro en la Escuela

 

Grupo de Teatro


Los caravana

 

Presenta :

“Una mujer llamada Antígona”



¿Qué es el teatro, y por qué en la escuela?
Mirar, pensar, sentir; construir
Conocer la disciplina teatral empieza por una experiencia: la del espectador. En la actualidad, dicha experiencia no es muy habitual; si preguntamos a nuestro alrededor cuáles han sido las últimas obras de teatro vistas, seguramente nos encontremos con una lista diminuta cuando no nula. De ahí la importancia de mostrar teatro a los alumnos como parte de su formación integral.
Peter Brook en su libro  El espacio vacío (1968) nos dice: “Puedo tomar cualquier espacio vacío y llamarlo un escenario desnudo. Un hombre camina por este espacio vacío mientras otro lo observa, y esto es ya todo lo que se necesita para realizar un acto teatral”. Con estas palabras, él pretende devolverle al teatro su esencia más primigenia: alguien le dice algo a alguien dentro de un espacio ficcional, sagrado: teatral. Nuestra propuesta no sólo valora el acontecimiento artístico del hecho teatral en sí mismo, sino la comunicación que el teatro propone. En efecto, el teatro requiere y fomenta el encuentro entre las personas; la comunicación “cuerpo a cuerpo”. En tal sentido, coincidimos con Jorge Dubatti (2003) cuando afirma que hoy, en un mundo organizado por un sistema globalizado de comunicaciones, el teatro, “preserva la territorialidad, (y por ello tiene) un valor de resistencia y afirmación de modalidades ancestrales”.
Por su parte, Pardo Belgrano en su libro Teatro, arte y comunicación, define al teatro como el resultado de la fusión entre textos, actores y público. La dinámica de esta síntesis radica en la comunicación, que se produce en dos situaciones diferentes: mientras que la primera está dada por el hecho comunicativo imaginario (de la ficción, la escena), la segunda situación comunicativa se establece entre los actores y el público.
Con nuestra propuesta de Teatro en la Escuela, buscamos acercar a los alumnos al hecho teatral como acontecimiento artístico y cultural, como disciplina. Es por eso que finalizada la función se abre un espacio para que los alumnos puedan dialogar con los artistas sobre su trabajo. Asimismo proponemos abordar una serie de contenidos para que puedan ser trabajados luego en el aula, finalizada la función.
En efecto, la herramienta teatral también puede ser un medio eficaz como dispositivo cognitivo: “la disciplina teatral permite relacionar el presente con contextos de otro tiempo y otros lugares, por ejemplo, causas y consecuencias de aspectos económicos, sociales y políticos, educativos, etc” (Coussac, Juegos teatrales en el aula).


1. FUNDAMENTACIÓN:

 

La experiencia del acontecimiento teatral propicia en los espectadores un  aprendizaje múltiple. Como señala Ester Trozzo de Servera :

     

 La representación teatral se caracteriza por unificar todas las artes (música, literatura, plástica, arquitectura, danza, etc.) y promueve entre ellas procesos interactivos de síntesis.

En una obra de teatro, los diferentes códigos artísticos interactúan reforzando semióticamente, desde sus propios lenguajes, un discurso único con múltiples puertas de entrada: sensoriales, afectivas e intelectuales. (...) El teatro permite la exploración contextualizada y significativa de los diferentes códigos artísticos facilitando la alfabetización estética.[1]

 

De esta manera, los alumnos que tengan acceso a espectáculos teatrales tendrán abierto el camino no sólo a diferentes artes, sino también a variadas herramientas de lectura y comprensión. Se trata de una práctica contra lo que Trozzo de Servera denomina “analfabetismo estético funcional”.

 

Una mujer llamada Antígona, como espectáculo teatral reúne las características citadas. Pero hay más: desde su concepción se plantea como un instrumento pedagógico en tanto no se limita al momento del escenario sino que brinda herramientas de trabajo para el aula y contempla la interacción con los alumnos y docentes como parte del acontecimiento.


Por último, la herramienta teatral también puede ser un medio eficaz como dispositivo cognitivo: “la disciplina teatral permite relacionar el presente con contextos de otro tiempo y otros lugares, por ejemplo, causas y consecuencias de aspectos económicos, sociales y políticos, educativos, etc” (Coussac, Juegos teatrales en el aula).


      

2. EL ESPECTÁCULO:

“Una mujer llamada Antígona” (síntesis argumental)

 

Anogitna se mira al espejo: “a través de este espejo puedo ver con nitidez... a otra yo en algún sitio. Ella también entierra a su hermano. Esa otra yo es mi imagen invertida: este lunar que aquí toco en mi mejilla izquierda, ella palpa en su mejilla derecha. Si mi nombre es Anogitna... entonces, el suyo es Antígona...”

En efecto: ella, al igual que Antígona asumirá el costo de enterrar a su hermano pese a la prohibición del gobierno que hay de hacerlo. Le costará la vida y lo sabe.

Con “Una mujer llamada Antígona”, el mito de la legendaria heroína griega se despierta y reinventa. Se pone de pie.



3. LA PROPUESTA:


Espectáculo teatral que toma y transforma la tragedia griega “Antígona” cuyo montaje está especialmente diseñado para ocurrir en el espacio escolar; no requiere de una infraestructura técnica compleja. Duración: 40 minutos.

Después de la función, los teatristas quedan a disposición de alumnos y docentes para hablar sobre la obra, su proceso de producción, como así también del teatro y la tarea del teatrista en general.

Esta propuesta se plantea interactiva, por eso también cuenta con un BLOG donde alumnos y docentes podrán encontrar información vinculada no sólo con nuestra obra, sino también con las diferentes versiones de “Antígona” y el teatro griego, consignas de trabajo, curiosidades, fotos del espectáculo, etc.


4. HISTORIA DEL GRUPO Y FICHA TÉCNICA:

 

Los caravana...

¿Quiénes somos?

(http://www.los-caravana.com.ar)

 

Los Caravana es un grupo de profesionales del teatro que vienen trabajando desde agosto del año 2002, en una búsqueda artística,  teatral y ética que los ha llevado a recorrer universos escénicos muy variados. Sus trabajos se caracterizan por una investigación constante de la imagen teatral y una búsqueda permanente de la poesía en la escena.

En este recorrido han optado por obras de autor nacional, con ya más de diez montajes realizados o en proceso.


El viaje Caravana: sus puestas en escena: 

“Crímenes de Invierno” de José Luís Espada.
“La flor decapitada de José Luís Espada.
“El Disfraz” de Juan José Hernández.
“Ispahán” de Alejandro Tantanian.
“Doble es bueno” de Graciela Ferrari.
“La tercera parte del Mar” de Alejandro Tantanian.
“Al viento las margaritas” de Yamila Grandi.
“Doña Rosita la soltera o El lenguaje de las flores”,
de Federico Garcia Lorca, versión de Gabriela Fiore.
“Socavón” de Luis Cano.
“Las lunas del gato nacional” de Yamila Grandi



FICHA TÉCNICA de “Una mujer llamada Antígona”

Actuación:Alejandra Santangelo

Dirección: Alejandro Bilbao

Texto: Yamila Grandi

Diseño sonoro: Diego Milá

Escenografía: Fabián Gimenez.

Vestuario: Ruth Schneider.

Blog: http://aniogitna.blogspot.com

Contactos: loscaravana@hotmail.com










[1] En Teatro, Adolescencia y Escuela. Fundamentos y Práctica docente, Buenos Aires, Aique, 1998.


domingo, 28 de noviembre de 2010

anogitna

Antígona... Antígonas

Antígona... Antígonas

Oh dioses, pudiendo habernos hecho de cosa invisible o de piedra
que no necesitan sepultura
¿por qué nos formaron de materia que se descompone, de carne
que no resiste la invisible fuerza de la podredumbre?
Qué impúdico, que obsceno
es acabarse insepulto, mostrando
a los ojos de los vivos blanduras y viscosidades. Tal castigo,
y peor, padece mi hermano
porque también es abasto que desgarran alimañas, buitres y perros.
José Watanabe
 
Contexto de la tragedia de Sófocles:

Los siete contra Tebas
“Tebas fue el centro de uno de los mayores ciclos de la antigua saga mítica de Grecia, desde su legendaria fundación hasta que fue arrasada por Alejandro Magno. En ella reinó el infausto Edipo. Tras haber descubierto que es el asesino de su padre y que ha estado cohabitando con su madre, el viejo Edipo acaba de comprobar que es inútil oponerse al destino, pues aunque hizo todo para evitarlo, todo ha sucedido según el oráculo. Por eso, ahora, ciego, parte al exilio, y el trono de Tebas queda en poder de su hijo Eteocles, quien lo deberá ceder al cabo de un año a su hermano Polinices. Transcurrido el primer turno y ante la renuncia de aquel a traspasar el mando, Polinices solicita ayuda a la vecina Argos para asediar Tebas. Es la guerra fratricida. En cada una de las siete puertas de la ciudad se planta uno de los Siete héroes al mando de un grupo de guerreros,y, de nuevo, el azar hace que Eteocles se enfrente a Polinices, hermano contra hermano. Muertos ambos, Creonte, rey ahora de la ciudad, prohíbe dar sepultura al cadáver de Polinices, a quien considera un invasor que ha venido contra su patria. Sólo la valentía de su hermana Antígona desafía la orden del tirano y se atreve a esparcir un poco de tierra sobre el insepulto cuerpo de Polinices. En la siguiente generación, los hijos de los Siete contra Tebas (los llamados Epígonos) reemprendieron sus luchas. Es la categorización de los desastres de la ambición por el poder y las secuelas de la guerra.

Antígona

Hija (y hermanastra) de Edipo, el cual – no pudiendo evitar el destino – tuvo hijos con supropia madre. La joven Antígona fue lazarillo de su viejo y desolado padre/hermano, a quien acompañó hasta el final de sus días. En el conflicto que suscitaron sus dos hermanos, Eteocles y Polinices, Antígona antepuso sus obligaciones fraternales – que exigían respetar las reyes morales no escritas – a las leyes positivas del tirano Creonte. Se convirtió así en defensora de las verdades morales frente a los preceptos oficiales y, desde este punto de elegante acracia, prefirió morir”.
(En Antonio Guzmán Guerra, Dioses y héroes de la mitología griega, Madrid, Alianza, 1995)

...Queda proclamado el decreto; su repercusión hace que Antígona salga indignada del palacio de Tebas. En el acto concibe su resolución; ésta se forma en ella, en un transporte apasionado, cual fruto trágico de sus entrañas desgarradas; la llevará a cabo, aún cuando le cueste la vida. Así lo manifiesta a su hermana Ismene, intimándola más que exhortándola a que le ayude a enterrar a Polinices. Ismene vacila ante el peligro, trata de disuadir a la heroína y le llama la atención respecto a la ley más fuerte. (...)

El alma de alto vuelo abandona al alma débil que no puede seguirla y la deja caer desdeñosamente sobre la tierra. Sus sendas se separan; sus destinos se desprenden el uno del otro. (...) La enterradora (...) cavará la fosa con sus propias manos. Esta inflexibilidad, heredada de Edipo y que, luego censurará el coro, es uno de los signos característicos de Antígona ...”

(en Las dos carátulas. Historia del Teatro Griego y de grandes épocas del Arte Teatral Moderno, de Paul se Saint- Victor, Buenos Aires, Joaquin Gil Ed.,)

Quién es quién en la historia...
(presentamos un desarrollo mayor de los personajes arriba, cuando dimos cuenta de la historia de los Labdácidas)

Antígona: Hija de Edipo y Yocasta

Ismena: También hija de Edipo y Yocasta

Polinice: Otro de los hijos de Edipo, quien según mandato de Creonte no podrá ser enterrado.

Eteocles: El hijo de Edipo que será enterrado con honores según orden de Creonte.

Yocasta: Madre y esposa de Edipo. Hermana de Creonte y madre de Eteocles, Polinice, Antígona e Ismena

Edipo: Hijo de Layo y Yocasta

Creonte: Hermano de Yocasta y por tanto tío de Antígona, Eteocles, Polinice e Ismena. Pero también de su cuñado: Edipo. Una vez muertos los dos herederos (Eteocles y Polinice) él ocupa el trono.

Hemon: Hijo de Creonte y Eurídice. Prometido de Antígona con quien no llega a casarse.

Eurídice: Esposa de Creonte, madre de Hemón

Tiresias: Viejo ciego y adivino, conocedor de las tragedias que se avecinan.

Las versiones de Antígona

Muchos son los autores que, a lo largo de la Historia han tomado la tragedia de Sófocles (496 –406 aC) como tema y han hecho con ella adaptaciones y versiones. Entre algunos de ellos encontramos: Cocteau (1922), Brecht (1947), Anouilh (1944) Marechal (1951), Gambaro (1986), Jorge Andrade (1958), Luis Rafael Sánchez (1968), José Watanabe (1999), Jordi Coca (2003).

Cada uno de ellos tomó de la versión de Sófocles aquello que más le interesaba para su propia versión. En algunos casos aquella fue fielmente respetada, ya sea desde el empleo del lenguaje, el desarrollo dramático , la caracterización de los personajes o la ubicación temporoespacial. En otros en cambio, ello fue cambiado de a cuerdo a la búsqueda estética e ideológica del nuevo autor.
Antígona de Jean Cocteau (1922)
Fotografiar a Grecia desde un aeroplano es empresa tentadora. Puede descubrírsele un aspecto enteramente nuevo. Así he querido traducir Antígona. A vista de pájaro, desaparece algunas grandes bellezas y surgen otras; se forman conjuntos nuevos, bloques, sombras, ángulos y relieves inesperados. Acaso mi experiencia sea un medio de hacer vivir las viejas obras maestras. A fuerza de habitar n ellas las contemplamos distraídamente, pero si yo vuelo sobre un texto célebre todos creen oírlo por primera vez.”
Son las palabras con que Cocteau presenta y define su versión. La misma fue estrenada en 1922 en París, con decorados de Pablo Picasso, música de A. Honegger y vestuario de G. Chanel.

Antígona de Brecht:
Fue escrita en 1947. Su versión es una impronta contra el nazismo. De allí que en el primer cuadro se presente una escena situada en el contexto histórico de la segunda guerra mundial. Allí se plantea el dolor de dos hermanas y su hermano, un soldado muerto por no querer pelear en la guerra. El tratamiento de Creonte apunta a crear un personaje terriblemente despótico (mucho más que en la obra de Sófocles) que remeda claramente a Hitler.
Para Brecht, el teatro debía ser consecuente con el momento histórico en que uno vive. Y su realidad exigía una escena racional, científica, precisa y objetiva”. (en Oliva Monreal op. Cit).
Tiempo después de su escritura, en 1967, el grupo norteamericano Living Theatre hace una puesta de esta versión de Antígona. Ellos tenían una propuesta netamente vanguardista: “el público participó claramente en la acción. Representó a Argos, y todos los actores, en el escenario , representaron a los tebanos, y las batallas fueron ataques contra el público, en el que el actor que encarnaba a Megaros, como supuesta espectador era asesinado en el pasillo.”

(en Chistofer Innes, El teatro sagrado. El ritual y la vanguardia, México FCE, 1995).
 
Antígona de Anuilh (1944)
En su propuesta hay una ruptura significativa con el género “tragedia”. Hay en ella una reflexión acerca de este género contrapuesto con el drama y la situación del hombre en cada uno de ellos: “ “
Usando el procedimiento de mostrar a los actores que van a realizar la función, se muestra a las claras que esto es una representación: una ficción construida a partir de procedimientos teatrales.

Antígona Vélez (Argentina, 1951), de Leopoldo Marechal:
“La historia de la heroína griega se desarrolla en una estancia llamada no casualmente “La Postrera”, en los confines de la pampa y el desierto argentinos, en el último cuarto de siglo XIX, la época de la llamada “Conquista del desierto”, ámbito propicio para la tragedia, según estima Luis Martínez Cuitiño. Sin que se sepa claramente la razón, Ignacio Vélez (Polinices) ha desertado de la “civilización” y se ha unido a los indios pampas (la “barbarie”). En el enfrentamiento que sobreviene han muerto Ignacio y Martín Vélez (Eteocles), al último de los cuales, Facundo Galván (Creonte), tío de los jóvenes y de Antígona y de Carmen (Ismena), rinde, como en Sófocles, las debidas honras mortuorias previas a su sepultura que, también como en el trágico griego, niega al otro, lo que lo lleva igualmente al enfrentamiento con Antígona, en el cual ésta contará con el apoyo de su prometido, Lisandro Galván (Hemón), hasta la muerte de ambos, “juntos, y como atravesados por una misma lanza”, según apunta uno de los personajes. (...)

En la obra de Marechal no hay referencias al origen incestuoso de los jóvenes, así como tampoco hay fratricidio, ni se alude a destino dado alguno. En todo caso, “la pampa, el desierto, la llanura, son los que pesan como una fatalidad sobre los personajes”, afirma con acierto el citado Luis Martínes Cuitiño, y de la cual son representantes las tres llamadas brujas que integran el tercero de los cuadros que Marechal incluye en la obra”.

(síntesis de Angel Vilanova en Las Antígonas iberoamericanas)

Pedreira das almas, (Brasil, 1958) de Jorge Andrade:
Exhibe algunas coincidencias llamativas con la pieza de Marechal: tampoco hay referencia a la cuestión edípica, ni al fratricidio ni apelaciones al destino. (...) Andrade, además, prescinde de toda señal explícita que remita a la Antígona tradicional para exponer en la escena una serie de acontecimientos ubicados históricamente en 1842, en el sur de Brasil, en ocasión de convulsiones políticas, sociales y económicas relacionadas con el cambio de una economía minera a otra de carácter agrícola”.
(Angel Vilanova op. Cit.)

La pasión según Antígona Pérez (Puerto Rico, 1968), de Luis Rafael Sánchez:
Instala la historia de Antígona en una ficticia pero verosímil “republiqueta” continental tan común entre los 50 y 60 llamada Molina.


  Antígona furiosa (Argentina, 1986), de Griselda Gambaro:

Angel Vilanova señala en esta pieza los” indicios o señales actualizadores:
el lenguaje, por ejemplo; los trajes que visten el Corifeo y Antinoo; el café que beben, pero, sobre todo, una muy reiterada apelación a la locura de Antígona por parte de aquellos personajes. Después de insistir en la prohibición de dar sepultura a Polinices, el Corifeo dice: ‘que nadie gire – se atreva – gire gire como loca dando vueltas frente al cadáver insepulto, insepulto insepulto’, en franca alusión a las Madres de Plaza de Mayo inicialmente calificadas como “locas” en el Proceso dictatorial argentino de los setenta. A ello podrían añairse otros ejemplos que apuntan casi explícitamente a la infausta situación política y social de la Argentina de esos años, como en el que tiene que ver con las desapariciones: ‘no estaré con los humanos ni con los que murieron- dice Antígona-, no se me contará entre los muertos ni entre los vivos. Desapareceré del mundo en vida’ (op. Cit) “.

Antígona. Versión libre de José Watanabe (Perú, 1999).
Utilizando un lenguaje poético y con el formato del unipersonal, este autor peruano realiza su propia versión.
En “Notas sobre “nuestra” Antigona”, el grupo Yuyachkani (quien la estrena) señala:
A comienzos de los ochenta, vimos una exposición fotográfica. Eran fotos en blanco y negro. Había captado imágenes impresionantes de la violencia de esos años. La que más nos conmovió fue la de una mujer cruzando los arcos de la Plaza de Armas de Ayacucho, parecía una figura en fuga, una exhalación bajo la sombra que creaba un sol cenital. Vestía de luto. En ese momento, espontáneamente, esa mujer formó para nosotros una sola frase con Antígona.

Recurrir a Antigona es una manera de apelar a la memoria histórica universal para buscar en ella señales que nos ayuden a entender nuestra propia tragedia. El objetivo del personaje Antigona es enterrar a su hermano muerto, pese a un decreto que prohibe hacerlo. Para nosotros enterrar no es una metáfora del olvido. El enterramiento de un suceso o una persona implica evaluarlo, conocer su significado y ponerle un nombre para no olvidarlo, es ubicarlo como un hecho vivo y ejemplar en nuestra memoria. Allí debe estar como quien ocupa un espacio, dispuesto para el dialogo con nosotros, ahora o en el futuro...”

Antígona de Jordi Coca (España, 2003)
El Teatre Lliure exhibe la Antígona de Jordi Coca bajo la dirección de Ramón Simó.

La heroína de Sófocles vuelve a la escena, aunque en este caso bajo una lectura contemporánea y “muy libre” firmada por el autor catalán Jordi Coca. El Teatre Lliure exhibe a partir del 7 de abril esta Antígona moderna interpretada por la compañía del Lliure y dirigida por Ramón Simó. “Los mitos son muy válidos para los tiempos actuales porque sirven para muchas situaciones. Yo pensé que Antígona sería perfecta para hablar de esta sociedad catalana conformista y domesticada. Su silencio lleva a la creación de monstruos” dice Coca, que actualmente imparte clases en el Instituto del Teatro. El autor ha revisado todos los personajes de la obra de Sófocles: “Tiresias aquí no es un vidente sino un intelectual cómplice del poder que hace discursos vacíos. Antígona es un poco histérica, y su valentía surge de la inconsciencia. Es anárquica, no organiza sus actos porque está obsesionada con dejar un testimonio. Creonte, con su reluciente esmoquin, acaba acusando a Tiresias y asesinando a Antígona”.

Es ésta una obra de cobardes con un protagonista absoluto: el silencio. “Nadie se enfrenta al poder, todos callan salvo Antígona”. Con un lenguaje alejado de las grandes tragedias griegas pero elevándose por encima del coloquial, Coca ha creado una obra que con su crítica pretende hacer despertar a una sociedad adormilada que silencia su opinión ante las distintas formas de poder. Coca, que comparte con Palau i Fabre la revisión y adaptación de los mitos a los tiempos actuales, ha mantenido en esta versión el coro clásico, aunque también ha sido adaptado: “En esta Antígona el coro es un niño que nos relata su perplejidad ante un mundo de locos que no entiende. Él es quien mejor encarna el futuro incierto”.

Itzíar De Francisco. El Mundo. 2 de mayo de 2003.

Otra forma de expresión en la antigua Grecia: la danza

Otra forma de expresión en la antigua Grecia:

la danza

 

   Orígenes:

La danza clásica nació en Grecia, al amparo de la musa Tersícope, en los tiempos legendarios de los héroes y de los dioses. La danza entraba en el rituales del culto y en la educación artística de los jóvenes. Se inspiraba en el movimiento de los astros, en la naturaleza y en los acontecimientos fundamentales de la vida. Le decían “choreía”;  pero la música bailada se llamaba “coristia”. Primero se acompañaba en una especie de castañuelas llamadas “crótalos”, después con lira, y más adelante con flauta.

 En las panateneas, los efebos bailaban la ”pírrica”, danza militar cuyo invento se atribuyó a Pirro, hijo de Aquiles. Sin duda ello enardecía el sentimiento patrio.

 La “emmeleia” era una especie de pantomima trágica, y la “skinnis”, que era una danza propiciatoria del trabajo agrícola, se introdujo en el drama satírico (sátiros: divinidades campestres).

 También tuvieron bailes de intención cómica, que imitaban los movimientos de los animales; tales como la danza de la grulla, la del mochuelo (glausia), la de los buitres (gyponia), sobre zancos, etc. La “bocchílica” imitaba los torpes movimientos de los borrachos. Y el “kórdax”, era un baile de parejas, al son de creámbolos, que probablemente tuviera intención amatoria.

 

      (Fuente: Enciclopedia del estudiante).


   La danza y el ritual funerario:

“Encontramos en la más antigua plástica griega claros ejemplos que nos muestran simples gestos que expresan espontáneamente la desesperación de algún hecho doloroso, como es la muerte de algún ser amado o admirado, y que se van convirtiendo paulatinamente en gestos estilizados cada vez más alejados de su rudeza primitiva. Los gestos adoptan una euritmia elegante según que el duelo de los concurrentes tienda a organizarse en una coordinada sucesión de movimientos, cuya cosntrucción armónica total es una manera de danza. Así puede entendérsela al leer las Rapsodias 22 y 23 de la Ilíada, cuando Homero describe la muerte de Hérctor, en venganza de Aquiles por la de Patroclo, y las ceremonias funerales que se dediacn a él. Un acto tan importante como es el de honrar un cadáver ilustre tenía que estar minuciosamente reglamentado. Su protocolo se extiende durante siglos, hasta que alcanza su mayor puntualidad en tiempo de Solón, el legislador (639-559- a.c).”

(Fuente: Adolfo Salazar; La danza y el ballet, FCE, México, 1955)

 

Consignas de trabajo

Consignas de trabajo

 

1.

       Vocabulario:

     

Fratricida

 

 Funesto

 

 Oráculo

 

  Incesto

 

    ¿Por qué creés que es importante conocer el significado de cada una de esas palabras para entender Antígona?



2.

     Para pensar...

 

   ¿Por qué creés que se habrá hecho tantas versiones de Antígona a lo largo del tiempo?


    Según el material que aporta este blog acerca de estas nuevas versiones: ¿cuál sería el núcleo temático y dramático que se repite?


3.

       Cazadores de Antígonas...


¿Te animás a encontrar más versiones de esta obra y sumarlas a las que ya tenemos?

 


Antígona, ¡no! de Yamila Grandi

Antígona, ¡no!
de Yamila Grandi

(Estrenada en el ciclo 2003 de Teatro x la Identidad bajo la dirección de José Luis Brito. Teatro Séptimo Fuego, Mar del Plata)
A mi hermano/a
A nuestros padres

Al futuro


Casa de las hermanas Reis. Antígona, sentada, con la mirada perdida. Sobre su regazo, una caja. Del interior viene Ismena, vestida de negro y dispuesta a salir a la calle. Tanto el vestuario como la escenografía pertenecen a la época actual.
Antígona: (tendiéndole un manto negro a su hermana): Que ningún detalle falte. No ahorres símbolos pomposos a la farsa: ¡que tu vestuario sea completo!
Ismena: ¿Qué son esas palabras? No veo que estés lista. Preferiría que fuésemos juntas, como buenas hermanas que somos
Antígona: ¡Buenas hermanas!
Ismena: Siempre nos cuidamos, nos quisimos. Crecimos así, guardando gestos bellos, la una de la otra...
Antígona: Exacto: la una de la otra: nadie más ocupó este fraternal mundo. Ni completó nuestros sueños, ni anudó el vértice del triángulo que nuestros padres construyeron con sus células. Sus propios cromosomas: uno sobre el otro.
Ismena: No te entiendo. Hoy debería ser para vos un día importante. Por fin ha llegado el momento de...
Antígona: ¿De qué? ¿De llenar con más vacío el hueco de este silencio?, ¿de clausurar una puerta?, ¿de olvidar una canción para siempre? ¡Me niego!
Ismena: Dicen que es por nuestro bien.
Antígona: ¿¡Quién sabe qué es bueno para nosotras!?, ¿Acaso son ellos los que tienen carne de su carne danzando en una nada implacable y oscura?
Ismena: Lo dijo la voz de la radio...
Antígona: Sí, escuché esas voces, y leí las impresas en los diarios también.
Ismena: Nos mandaron una carta (le tiende un sobre, Antígona lo desprecia con la mirada)
Antígona: La vi
Ismena: Es una nueva ordenanza. ¡Tenemos que ir!
Antígona: ¡Que sea obligatorio asistir al funeral del propio hermano!
Ismena: No hay opción
Antígona: ¿Opción? ¿cómo puede ser para vos una opción arrojar tierra sobre una tumba vacía? ¡¡¡No hay cuerpo que enterrar!!! Eso quiere decir que no hay difunto, no hay muerto. Porque no hay muerte sino vida en nuestro hermano. Lo sé: sé que vive, lo siento...
Ismena: No tenemos pruebas de nada. Ni siquiera certeza de su nacimiento.
Antígona: Nuestra madre parió, parió y parió: tres fueron las veces. En su ciudad natal las dos primeras, donde vos y yo vimos la luz por primera vez. La tercera... (en delirante tristeza) ¿quién conoce el pozo profundo y negro donde fue llevada la triste parturienta? ¿quién tuvo el privilegio de escuchar la resonancia de los primeros gritos de aquel, el que nació más desnudo que nadie?.. El botín... el destetado antes de tiempo...
Ismene: Antígona, ¡basta!: es preciso seguir adelante con nuestras vidas
Antígona: Si es eso lo único que hemos hecho, ¿no lo ves? Vivimos "NUESTRAS" vidas, nuestras, nuestras y de nadie más: sabiendo "nuestras" desgracias, conociendo la tragedia de "nuestros" padres, de "nuestros" nombres tristemente protagonistas de la Historia de "nuestro" país; ¿Pero él? ¿El qué sabe? ¿Qué vida lleva, ¿qué nombre? ¿Cuál es el país que habita nuestro hermano?, (con triste sorna) Acaso no sea el mismo que el nuestro, acaso en sus calles haya manchas de basura ajena, y en sus libros de Historia, la Historia sea distinta a la nuestra: ¡la versión del enemigo!.
Ismena: Sé que el puñado de tierra que hoy arrojaré sobre el foso vacío será un pedazo de mí hecho polvo. Lo sé, pero también sé que será definitivo. Y la paz me es tan necesaria como el aire.
Antígona: Te escucho y desconozco a la hija de mis padres. Ellos, que fueron generosos y nobles; actuaron en consecuencia con sus principios, y llegada la hora de la tragedia no escondieron la cara; no se lamentaron como viejas hipócritas detrás de los visillos.
Ismena: Seguramente tengas razón y yo no sea digna hija. Ni hermana tampoco. Pero, ¿qué podemos hacer quienes no soportamos el peso del odio y la sombra del llanto en cada paso que dan nuestros pies.
Antígona: ¡Cuánto error hay en tus palabras! Yo he nacido para compartir el amor, no el odio, Y vos también, ¿no lo entendés? Ésa en nuestra herencia, y ha de ser nuestro legado en el mundo
Ismena: Demasiado peso para mis hombros.
Antígona: El mundo pesa y no pide permiso.
Ismena: Si te negás a asistir al entierro, será peor: vendrán a buscarte.
Antígona: No los esperaré aquí sentada: tengo cosas importantes que hacer (señala la caja que lleva en su regazo)
Ismena: ¿Todavía pensás seguir con eso?, ¿cuándo te vas a cansar de buscar?
Antígona: Cuando pueda mirarme en los ojos de mi madre y mi padre juntos, unidos en una misma pupila: los ojos de mi hermano.
Ismena: ¿Y si eso no llega nunca?
Antígona: "Nunca" es un buen momento para alcanzar lo justo.
Ismena: Allá vos. (triste y pesadamente se coloca el manto negro sobre su cabeza y sale. Antígona, sentada, tiene la mirada perdida como al iniciar la escena. Sin embargo, algo ha cambiado en sus ojos: está más convencida de algo)
Oscuro

II

Antígona está entre el público. Busca a su hermano. La caja que siempre tuvo contiene fotos de familia, con ellas compara el rostro de los presentes con el posible hermano mientras alterna preguntas del tipo: "¿no has visto estos ojos en la cara de un joven?", "¿le es familiar esta boca?", si encuentra algún posible hermano: "¿en qué año naciste?", o "¿tenés fotos de tu mamá embarazada? ". El Coro también está entre el público y ella. Se perciben el uno al otro pero sus discursos serán paralelos hasta el final.
Coro: Una aguja en un pajar: un milagro. La sangre se busca así misma y no deja de circular, de moverse. Las venas son los caminos, las rutas, las calles. La sangre no descansa nunca: implacable sube y recorre, alimenta, calienta, oxigena... La sangre sabe, no miente.
Antígona: (concluyendo el texto del Coro) La sangre sabe sangrar y también conoce la cicatriz.

III

Oficina de aspecto indefinido: entre estatal y productora de TV, es frívola y cursi. De entre casa y burocrática. Dos empleados.
Empleado 1: (revisando unos papeles) Acá falta algo.
 Empleado 2: ¿Qué es?
E 1: Una firma. No figura la firma de... Antígona Reis. Tuvo la ceremonia del entierro de su hermano ayer. Tendría que haber firmado el acta, pero no lo hizo. Sólo figura (lee con dificultad la firma) Ismena Reis.
E 2: Qué raro.
E 1: Cierto, nunca pasó algo así. Al menos desde que yo estoy en esta oficina. Y decíme, ¿qué se hace en estos casos?
E 2: No tengo la más pálida idea. Supongo que avisar al supervisor, o enviarle una citación a esta mina para que aclare su ausencia en el registro de actas.
E 1: Mejor le mando la citación, por que con el que te dije, (se refiere a su superior) el horno no está para bollos. (Tipea). "Señorita Antigona Reis, nos dirigimos a usted a fin de..."

Oscuro

IV
Antígona sigue buscando a su hermano. Lo hace entre el público, de la misma manera que antes lo hizo. El Coro también está junto a ella y repite su texto: "La sangre sabe, no miente "

v
Oficina.
E 1: (habla por teléfono. Evidentemente con su superior enojado) No señor. Bueno, sí. Sí señor. Ya le dije, hemos enviado cuatro cartas y no hay respuesta. No, la dirección está bien. Ella las recibió, con seguridad. Como puse en los informes, los recibos están firmados... sí... simplemente no hay respuesta, (se nota que el enojo del interlocutor ha ido en aumento más y más) Sí, sí. Claro. Sin demora. Mi responsabilidad. Claro... (se nota que el supervisor le cortó)... que usted también tenga un buen día...
E 2: Eh, ¿qué pasa?
E 1: ¡Es esa mujer que no quiere entrar en razones! ¡¡¡Las cosas que uno tiene que aguantar acá adentro!!!

Oscuro

VI

Antígona sigue entre el público buscando a su hermano y el Coro la acompaña. De pronto, irrumpen un hombre y una mujer. Ambos visten formalmente y llevan carpetas y papeles. Primero con suma cordialidad, luego cada vez más agresivos hasta llegar a una fría violencia abordarán a Antígona, quien permanecerá en silencio. Toda la acción se desarrolla entre el público.
Mujer: Aquí está la picarona. Se nos hizo rogar, eh...
Hombre: (falsamente galán) ¿Es usted de esas mujeres?
Mujer: Según parece hay en nuestros registros un pequeño problemita: ¡Usted!.
Hombre: Usted es nuestro... problemita
Mujer: (falsamente comprensiva y confidente) Yo entiendo perfectamente que hay ciertas cosas que duelen mucho, pero hay momentos en la vida en que debemos asumir nuestros temores y sepultarlos definitivamente
Hombre: Exacto, sepultarlos, ¿entiende?
Mujer: Hay que tener valor, ser fuertes.
Hombre: ¿Qué clase de sociedad tendríamos si todos nos asustáramos como ratas cuando se enciende la luz?
Mujer: ¿Para qué insistir con algo sin sentido?. Lo pasado, pasado. Hay que mirar hacia delante, de cara al sol... Una chica tan linda como vos, con todo el futuro por delante... Con esos ojos tan hermosos... ¡La de pretendientes que tendrás!...
Hombre: Nuestro país necesita gente sensata, adulta...
Mujer: Eso, ¡sé mujer!
Hombre: (a la Mujer, como si Antígona no estuviese presente) No hay caso con esta mierda, vamos a tener que proceder, nomás (La Mujer se encoge de hombros y saca meticulosamente de su cartera un pote de pintura. El Hombre aporta una brocha y juntos pintan la piel y la ropa de Antígona. Esta acción deberá ser realizada con la mayor potencia dramática posible, pero sin ser obscena. Es una mezcla de tortura, destierro, señalamiento infame, lapidación... tanto el Hombre como la Mujer buscan la complicidad del público: en oposición, el Coro les repartirá trapos con que limpiar la pintura. Aparece Ismena, quien al ver esto llora dolorosamente. No soporta el dolor de su hermana e intenta ser ella también blanco de la pintura de aquellos dos. Mediante gestos, Antígona tratará de impedirlo. El Hombre y la Mujer a penas le prestan atención a Ismena. El Coro, conmovido se atreve a limpiar/curar a Antígona mientras repite: "la mancha, la herida...". El Hombre y la Mujer lo miran con sorna, pero lo dejan hacer. Antígona ha recibido el escarnio con dignidad majestuosa. Finalmente el Hombre y la Mujer salpican a Ismena como quien conforma a un niño, mientras ríen a carcajadas y salen )

Oscuro

VII


Oficina.
E 1: (Revisando un archivo tras otro, aumenta en miedo y enojo) ¡No puede ser!
E 2: ¿Qué pasa?
E 1: Estas actas (consternado, temeroso, desesperado) No entiendo...
E 2: ¿Qué?
E 1: Todas estas actas (señala el montón de papeles) de entierro sin firma de los deudos correspondientes, ¡Ni una firma!
E 2: ¿Antígona?
E 1: No. (lee desesperadamente) Rogelio Martín González, Carina Medina, Raquel Méndez, Daniel Rubio, María Paola Montes, Dalmiro López, Federico Del Río, Eva Esther Camaño, Julio Esteban Carpio, Rosalía Toro, Mariano David Milinski, Silvio Javier Boto, Ornar Díaz, Georgina Delgado...

La lista es un río desesperado que perdió su cause irremediablemente. Mientras tanto, al fondo, atrás del escenario hay otro mundo: un universo visiblemente diferente: poético, pero no falso, onírico y ferozmente cierto. De la derecha, aparece Antígona. Tiene los brazos tendidos y su cara se ha transformado. Por la izquierda aparece Polinices, quien también le tiende los brazos a su hermana y le sonríe. El encuentro será lento y feliz, hasta culminar en un abrazo al que se sumará Ismena Al mismo tiempo, que los hermanos Reis se encuentran, parejas de hermanos y hermanas de derecha e izquierda se unen también en abrazos y besos. Con cada par de hermanos, la escena se transforma más y más en una fiesta. La luz abandona a los empleados y la oficina para quedarse solamente en la postal fraternal. Lentamente llega el
Apagón final.
Sarmiento, Chubut. Mayo del 2003.